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MANIFIESTO DE UP PARA CONMEMORAR EL “DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER” 8 de marzo de 2022

Patricia Sanz, SGA de Relación con Personas Asociadas y Simpatizantes

La IGUALDAD de OPORTUNIDADES enriquece el mundo. Practicarla nos engrandece como personas ¡Muévete por la IGUALDAD!

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El origen del “Día Internacional de la Mujer” se remonta a 1910, cuando la Conferencia Internacional de Mujeres celebrada en Copenhague designó el 8 de marzo, en ese momento, como “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, con el objetivo de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en todo el mundo. 

El siguiente hito temporal importante se produjo el 8 de marzo de 1857, fecha en la que un grupo de mujeres trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York abandonaron sus puestos para emprender una marcha en la que protestaban por sus bajos salarios. Esa jornada terminó con 120 mujeres asesinadas a consecuencia de la brutalidad policial empleada para disolver la marcha, y en homenaje a estas mujeres que dieron su vida por reivindicar sus derechos, fue elegido ese día por Naciones Unidas como fecha conmemorativa.

No obstante, esa fecha no fue ratificada y considerada como día de celebración mundial hasta 1975, siendo entonces cuando Naciones Unidas declara el 8 de marzo como “Día Internacional de la Mujer”, ya sin limitarlo a las mujeres trabajadoras.

Y en 2022, lamentablemente, todavía hay sociedades en las que a las mujeres se les niega el derecho a formarse, a trabajar, a votar y a tener una cuenta bancaria a su nombre. Incluso en países avanzados, hay grupos de población en los que la mujer continúa sin tener las mismas oportunidades que los hombres de su entorno.

Por ello, UP reivindica un año más la necesidad de derribar las barreras que todavía persisten, y el 8 de marzo es una magnífica oportunidad para evidenciarlas, conocer cómo y a quiénes afectan en mayor medida, e impulsar acciones positivas que favorezcan su pronta eliminación.

Por ejemplo, un empleo y un salario dignos son pilares básicos para tener una vida independiente, y la ausencia de uno o ambos dificulta seriamente que las mujeres puedan aspirar a tener una vida en igualdad. Es preciso eliminar definitivamente esta brecha y apostar por una igualdad retributiva real entre mujeres y hombres, tengan o no discapacidad. El Grupo Social ONCE ha apostado siempre por ello, y demuestra que es posible hacerlo; es una cuestión de respeto a los derechos humanos.

En nuestro Grupo trabajan más de 30.000 mujeres (son el 43% de la plantilla global), y tienen las mismas condiciones salariales y de acceso a promoción profesional que sus compañeros, tengan o no discapacidad. Además, casi 15.000 de las mujeres que trabajan con nosotros tienen discapacidad, y en 2021 hemos realizado 110 contratos a mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género.

Sin embargo, los salarios de las personas con discapacidad en España presentan una evolución negativa en los últimos 10 años respecto al conjunto de la población, y esta tendencia se acentúa más en las mujeres con discapacidad, lo que provoca que éstas se encuentren en una situación de mayor discriminación y vulnerabilidad.

Desde 2010 hasta 2019 (últimos datos disponibles del INE), el salario de las personas con discapacidad apenas se ha incrementado un 0,10%, lo que se traduce en un aumento de sólo 20 euros en nueve años; sin embargo, el salario medio de las personas sin discapacidad ha crecido un 7,3% en los últimos nueve años. Estos datos evidencian que el salario de las personas con discapacidad es un 16,1% inferior al de las personas sin ella, y esto implica que las primeras cobran anualmente unos 4.000 euros menos que las segundas.

Asimismo, sigue habiendo doble discriminación, por género y discapacidad, ya que las mujeres sin discapacidad han mejorado su salario medio un 10,2% desde 2010, y esto, siendo positivo, provoca que la brecha salarial entre mujeres con y sin discapacidad asciende al 13,3%.

Por tanto, partiendo de que esta desigualdad y otras se siguen produciendo en el siglo XXI entre mujeres y hombres, y se acentúan más cuando está presente la discapacidad, desde UP queremos aunar voces, internas y externas, que se sumen a las casi 40.000 de nuestras personas asociadas y simpatizantes de todo el territorio, y que mediante ejemplos concretos ayuden a mostrar que la igualdad de oportunidades todavía no es una realidad, ni siquiera en sociedades avanzadas, y por eso es importante compartir dichos ejemplos con toda la ciudadanía.

Para las mujeres y hombres de UP es imprescindible seguir defendiendo los derechos de las personas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, y es evidente que en ese punto permanecen las mujeres de todo el mundo, y en especial las que tienen discapacidad, con independencia de su raza, cultura, religión, orientación e identidad sexual. Actualmente hay mujeres que siguen siendo marginadas, sólo por ser mujer, sufriendo discriminación por su condición de género; hay mujeres que no son escuchadas y permanecen invisibles, y esto provoca que carezcan de las mismas oportunidades que sus compañeros, esas oportunidades que a todos/as nos permiten desarrollarnos como personas.  

Debemos seguir trabajando para eliminar las conductas machistas, porque dañan a más de la mitad de la población, y a veces observamos que se reproducen en las nuevas generaciones. Hay mujeres y hombres que han hecho historia por defender la igualdad de oportunidades, en nuestra mano está seguir escribiendo una historia sin sesgos ni estereotipos, trabajando todos/as juntos y ayudando a quienes lo tienen más difícil, como es el caso de las mujeres que viven en entornos rurales y carecen de comunicación para acceder a los servicios básicos.

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